lunes, 28 de enero de 2013

Alimentacion del Escolar



Alimentacion entre 6 y 12 años

En el niño es una etapa muy estable a nivel de crecimiento. Se observa un crecimiento lineal: lento pero constante a una velocidad de 5-6 cm/año. Existe también un aumento progresivo de la actividad intelectual acompañado de un aumento de la actividad física. Esto hace que la ingesta de alimentos aumente para cubrir todas estas necesidades. El niño cada vez es más autónomo y se implica más en todas sus rutinas.
La dieta debe ser variada con unas cantidades adecuadas (menos que los adultos). Las necesidades energéticas de un niño entre 6 y 12 años oscilan en las 2.000-2.200 kcal/dia. Varían en función de la actividad física del niño.
Se recomienda el agua como bebida principal. El escolar debe tomar alrededor de un litro y medio a dos litros de agua al día. Se debe limitar el consumo de bebidas endulzadas, zumos envasados y bebidas carbonatadas ya que no alimentan y tienen un alto contenido en azúcar.
Las bebidas de cola no son aconsejables en menores de 14 años.
Los snacks y el picar entre horas deben limitarse ya que son malos hábitos que pueden perdurar hasta la vida adulta.
El hecho de no fomentar la ingestión de alimentos viendo el televisor puede ser un primer paso en la prevención de la obesidad y el sedentarismo.
Una dieta equilibrada debe acompañarse de la práctica de ejercicio físico regular.
Esta etapa es clave, para iniciar las bases de unos hábitos saludables.

Alimentación saludable

  A continuación te indicamos las cantidades de alimentos que debieras consumir diariamente. Hemos ordenado los alimentos según su importancia para cubrir las necesidades nutricionales de tu edad.


¿Por que‚ necesitas tomar leche?

 
La leche, el yogurt, quesillo y queso te aportan proteínas de buena calidad y calcio.

Las proteínas son esenciales para formar, mantener y reparar los órganos y tejidos de tu cuerpo y para que este funcione normalmente.

El calcio es esencial para que tus huesos crezcan y se mantengan sanos y firmes.

¿Cuánto necesitas consumir diariamente?

 
 
1 ó 2 tazas de leche y 1 yogurt o 1 rebanada de queso.

* Prefiere la leche con menos grasa.

¿Por que‚ necesitas comer carne?

 
Las carnes te aportan proteínas de buena calidad, hierro y zinc. Estos nutrientes sirven para crecer y para prevenir enfermedades como la anemia. El pescado contiene además grasas que ayudan al desarrollo del cerebro en el niño y previenen las enfermedades del corazón.


Las cecinas, embutidos, las vísceras (hígado, sesos), las carnes rojas (vacuno, cerdo, cordero), contienen grasas saturadas y colesterol. Consúmelas sólo en ocasiones especiales y en pequeña cantidad.


Puedes consumir huevos 3 veces a la semana, en reemplazo de la carne.


¿Cuánto necesitas consumir diariamente?

Una presa de pescado fresco o en conserva, o pollo, o pavo, o 1 taza de legumbres cocidas o 1 huevo.


Prefiere las carnes como pescado, pavo y pollo, porque contienen menos grasas saturadas y colesterol. Así cuidas tu corazón.



¿Por qué‚ necesitas comer verduras y frutas?

Porque contienen vitaminas, otros antioxidantes, minerales y fibra, necesarios para prevenir la obesidad, las enfermedades del corazón y el cáncer.

¿Cuánto necesitas consumir diariamente?

2 platos de verduras crudas o cocidas y 3 frutas
Si aumentas tu consumo de frutas, verduras y legumbres, te mantendrás sano y en forma.


¿Cuánto pan, arroz, fideos o papas necesitas comer?

• El pan es un buen alimento, elaborado con harina de trigo a la que se ha agregado vitaminas del complejo B, ácido fólico y hierro.
• El arroz, fideos, avena, sémola, maíz o mote aportan hidratos de carbono, proteínas, fibra y calorías.



 
¿Necesitas consumir aceites y grasas?

Si, 4 a 6 cucharaditas de aceite te aportan los ácidos grasos esenciales para tu salud.
Prefiere los aceites vegetales (oliva, raps o canola, soya, maravilla o maíz) crudos. Consume frituras sólo en forma ocasional.

Come máximo 2 cucharaditas de mantequilla, margarina o mayonesa en forma ocasional.



Disminuye tu consumo de azúcar.

Recuerda que muchos alimentos contienen azúcar en su preparación (bebidas, jugos, mermeladas, galletas, helados, tortas y pasteles).

Consúmelos en poca cantidad y en forma ocasional.


Disminuye tu consumo de sal.

Recuerda que las papas fritas, galletas saladas, suflitos y otros contienen mucha sal.


Come menos de estos alimentos para crecer sano

Sugerencias de comidas diarias

Comienza bien tu día, con un buen desayuno que incluya leche, pan o cereales y frutas.




 Cuando el infante comienza la escuela, la dieta ha de contemplar un porte apropiado de nutrientes para favorecer su desarrollo intelectual.
dieta escolaresLa alimentación del niño tiene que ser rica en hidratos de carbono procedente de frutas, cereales y vegetales, ya que esta sustancia es la principal fuente de energía para el cerebro. Por otra parte sus huesos, que están en constante crecimiento, tienen que ser bien nutridos, el niño en edad escolar tendrá que ingerir una buena cantidad de calcio, vitaminas A, C, D K, magnesio, flúor, hierro y proteínas.

Si bien resulta dificultoso alimentar bien al niño, sobre todo si es revoltoso a la hora de comer, es posible acostumbrarlo a llevar una buena dieta. La dieta del infante tiene que ser variada y completa, pro siempre respetando en lo posible los gustos del pequeño.


Desayuno:
Es la comida más importante del día, tiene que contener: lácteos, cereales (pan, galletas, copos…), un puñado de frutos secos y una fruta. 


Almuerzo:
Este ha de contener una porción de proteínas (carnes rojas o blancas) siempre con poca grasa y una de vegetales crudos o cocidos. En el caso de las verduras, es posible que el niño sea reticente a comerlas, por lo cual hay que ser hábiles y ofrecerlas de modo apetitoso: puré, tortilla, omelette, tartas, empanadas, etc.
De postre pueden comer una fruta ó un postrecito


Cena:
Dependiendo de lo que comió en el almuerzo, la cena ha de contemplar carbohidratos provenientes de cereales más la porción de proteínas. Por ejemplo si el niño almorzó carne con vegetales, a la noche puede comer arroz con verduritas y pollo; polenta; pastas; etc.


Meriendas:
Las meriendas a media mañana y media tarde pueden estar compuestas por: yogur; gelatina con frutas; barra de cereal; fruta; vaso de leche; zumos naturales; etc. Esta ingesta es importante para evitar que los pequeños consuman alimentos poco saludables cuando sienten hambre.


Consejos para estar mas sano

• Consume diferentes alimentos durante el día.

• Aumenta el consumo de verduras, frutas y legumbres.
• Usa de preferencia aceites vegetales en tus comidas.
• Prefiere las carnes como pescado, pavo y pollo.
• Aumenta tu consumo de leche, ojala de bajo contenido graso.
• Consume menos sal.
• Consume menos azucares.

Alimentacion del Niño de los 2 a 6 años

La alimentación del niño de 2 a 6 años

La alimentación del niño de 2 a 4 años
Tu hijo ya come casi igual que nosotros, solo debes darle raciones más pequeñas, adecuadas al tamaño de su estómago. Además, es un buen momento para que empieces a inculcarle modales en la mesa y para que le enseñes cómo debe ser una dieta sana y variada.


Hay que estar atento para evitar que el niño adquiera conductas alimenticias caprichosas y monótonas con preferencia por unos alimentos y aversión a otros. Eso puede provocar una alimentación carencial en sustancia nutritiva. Una dieta equilibrada, variada y completa aporta al niño lo que él necesita.

Los niños están en una fase de crecimiento y desarrollo que les impone ingerir determinadas calorías por kilogramo de peso por día, a las que debemos sumar las que necesiten si realiza algún deporte a diario, para así evitar una bajada de peso por la pérdida de grasa corporal y disminución de la masa magra que conduzca a estados de malnutrición.

En cuanto a la distribución de los alimentos, los carbohidratos deberán proporcionar un aporte energético del 55 al 60% del total de las calorías ingeridas; la proporción de grasas se sitúa en el 30% del total; y las necesidades de proteínas deben constituir del 12 al 15%. Se debe respetar una proporción de, al menos, el 50% de proteínas animales para asegurar un aporte suficiente de aminoácidos esenciales.

Los niños ya no necesitan comer tan a menudo y pueden consumir mayores cantidades en cada comida. Además, ya son capaces de entender reglas, con lo que puedes empezar a inculcarles modales y a enseñarles nutrición.

Con mínimas excepciones, pueden comer más o menos las mismas cosas que los adultos, por lo que no es necesario prepararles comidas especiales, sino solo darles raciones de niño. Sin embargo, hay algunos aspectos que deben diferir de la dieta de un adulto. Por ejemplo, aún no están bien preparados para la dieta baja en grasa y alta en fibra recomendada para nosotros. Su alimentación debe ir cambiando gradualmente de forma que coman como un adulto en torno a los 5 años.

La leche que beban deberá seguir siendo, como mínimo, semidesnatada, aunque mejor entera. La leche desnatada no es adecuada para niños, a menos que sufran sobrepeso; aún necesitan una dieta llena de alimentos energéticos que cubran todas sus exigencias de crecimiento y vida activa. Y sea cual sea su peso, necesitan gran cantidad de vitaminas y minerales para lograr un desarrollo saludable.

A esta edad siguen siendo vulnerables a la falta de hierro. El 3% de los niños y el 8% de las niñas entre cuatro y seis años tiene anemia, así que para prevenirlo, hace falta una ingesta adecuada de hierro junto a una alta cantidad de vitamina C para mejorar su absorción.

La mayoría de los alimentos del menú diario de la familia deben venir del grupo de los productos derivados de los granos (arroz, pan, cereales), y de los grupos de las verduras y de las frutas. El menú diario debe incluir porciones moderadas de comidas del grupo de la leche, queso, yogur y del grupo de las carnes.

Sirve cantidades pequeñas de las comidas que son altas en grasas saturadas (las grasas que se encuentran en comidas como la mantequilla, quesos y helados) y en azúcares añadidos (como la bollería).

 Aprendiendo modales en la mesa

A medida que los niños crecen dejan de necesitar ayuda con las comidas, excepto tal vez para cortar cosas como la carne. Tu pequeño ya tiene que comer solo con cuchara y tenedor; también puede usar un cuchillo infantil, aunque estos cuchillos tienen la pega de que suelen cortar peor.

En la mesa, y también en otros lugares, hay que enseñarles a comportarse con una cierta educación y compostura. Por eso es una buena idea que les enseñes desde pequeñitos, para que se acostumbren cuanto antes y no adopten malos hábitos que después serán más difíciles de modificar. 

No le enseñes todas las normas a la vez o le volverás loco. Debes ir poco a poco mostrándole cómo se come correctamente y corrigiendo lo que haga mal. Pero no le hagas una lista enorme de reglas, le parecerá imposible cumplirlas todas y se desanimará.

Una buena herramienta que ayuda al trabajo educativo es inventarse algún juego para que comprenda mejor las reglas y le resulte más fácil aprehenderlas. Por ejemplo, inventad un cuento o una canción que contengan las normas que se deben seguir a la mesa. También podéis practicar con sus juguetes, preparando un banquete imaginario con sus peluches y sus muñecas.

Con frecuencia, los niños a esta edad quieren imitar a sus progenitores y disfrutan ayudándolos en cosas pequeñas. Es el momento ideal para involucrarlos en las tareas de la casa y que os ayuden a comprar, cocinar, poner y quitar la mesa… Al ayudar lavando unas verduras o incorporando los ingredientes de una pizza, pueden empezar a aprender más sobre alimentación a la vez que adquieren cierto sentido de la responsabilidad. Además, ya son capaces de aprender ciertos datos básicos sobre nutrición; por ejemplo, que la leche tiene calcio y hace que los huesos estén fuertes y crezcan más.

Lo importante es que se creen unos hábitos a la hora de la comida y que tu hijo gradualmente vaya adquiriéndolos, sin agobios ni prisas puesto que al fin y al cabo, es todavía un niño.

Problemas en la mesa

Los terribles dos años también pueden influir en la alimentación, pero una vez superados, la mayoría de los niños se hacen menos resistentes al cambio y están más dispuestos a probar comidas nuevas. Sin embargo, un niño de cuatro años puede ser muy exagerado en relación con lo que le gusta y lo que no. Así que podrías oírle decir cosas como “Me encantan los huevos; los quiero todos los días”; “De verdad que odio los guisantes; no me los puedo comer porque me dan arcadas”. Esto puede sonar bastante definitivo pero, si no armas un alboroto y luego dejas caer que los guisantes se parecen a un balón de fútbol, podrías hacerle cambiar completamente de opinión.

A esta edad los niños tienden a amoldarse mejor con los que son ligeramente mayores que ellos (amiguitos, hermanos), por lo que pueden ser influidos por los hábitos y gustos de otros. Sin embargo, el auténtico impacto de la presión social no se hace evidente hasta que es un poco mayor. Al empezar a ir a fiestas de cumpleaños, ver la televisión más tiempo… serán tentados por comidas envasadas, chucherías, etc. Como resultado, empezarán a pedir comidas poco saludables, así que tú deberás decidir qué cantidad de ellas estás dispuesto a darle y ceñirte a ello (por ejemplo, una bolsa de patatas fritas pequeña los domingos).

El tipo de problemas que pueden esperarse ahora son los del resto de las etapas: incluido el rechazo por las verduras o el pescado. Aparte de esto, puedes encontrarte con otros problemas a la hora de la comida:

a) Hace bolas con la carne
Muchos niños hacen con la carne una bola en la boca y no hay manera de que la traguen, sobre todo cuando la hacemos a la plancha. Cuando tengas ese problema, puedes hacer varias cosas:
- Picar la carne antes de cocinarla para romper el tejido y conseguir que no quede dura. Puedes hacerlo con un mortero.
- Servir la carne cortada muy menuda y acompañada con una salsa casera.
- Buscar alternativas a la plancha, como estofar la carne.
- Macerar la carne antes con una mezcla de aceite, zumo de limón y hierbas durante unas doce horas. Así será más tierna aunque se haga a la plancha.

b) Tiene hambre a todas horas
Hay niños que siempre quieren más. A veces está relacionado con la etapa de crecimiento, que implica mayor gasto energético. Pero otras veces puede responder a un malestar psicológico, y la búsqueda de satisfacción en los alimentos puede degenerar en un trastorno del comportamiento alimenticio con graves consecuencias.
Descartada la patología ansiosa y no habiendo problemas de sobrepeso y obesidad, es comprensible que en determinados momentos del crecimiento el niño requiera platos que lo sacien. Si eso ocurre, debemos procurarle alimentos saludables, como:
- Alimentos con fibra que llenen más: ensaladas, verdura, cereales integrales, legumbres, fruta.
- Enseñarle a masticar despacio y/o darle alimentos que se tarden más en masticar, como frutas frescas, verduras sin cortar, carne…
- Comer caliente. Los platos calientes ayudan a sentirse lleno, además los caldos vegetales o desengrasados no aportan casi calorías y se pueden dar libremente.
- Hacer las cinco comidas diarias. Cuando el niño se salta una, llega a la siguiente desfallecido, come con más ansiedad y probablemente ingiera más de lo que necesita.

c) Problemas con ciertos grupos de alimentos
El rechazo a determinados alimentos es un problema común en la infancia, que sucede principalmente con pescado, las verduras o las legumbres. Para conseguir que coma de todo, debes poner en práctica los siguientes trucos:
- Desde que son pequeños es necesario poner en la mesa y ofrecer a los niños diferentes tipos de alimentos y mostrarles cómo sus padres también los comen y disfrutan con ellos.
- No pierdas nunca la paciencia y persevera. Según varios estudios realizados, las preferencias alimenticias de los niños están fuertemente influenciadas por las veces que los padres sacan la comida a la mesa y por su perseverancia en volver a enseñar la comida que los niños rechazan. Si los niños ven de nuevo la comida y los nuevos platos llegará un momento en que terminarán probándolos.
- Un truco para motivarles consiste en que cuando haya verdura para comer al probarla digas: “¡Um, qué rico está!”, o “¡Estaba deseando comer espinacas!”. Los niños te querrán imitar y seguro que te sorprenden algún día diciendo lo mismo que tú.
- Fomentar la elección. Para cenar puedes preguntarle qué dos opciones prefiere de verdura. Con ello consigues que el niño sienta que su opinión cuenta. Eso sí, la opción de “ninguna” no es válida.
- Poner la imaginación a trabajar. Si presentas el plato de una forma divertida puedes animarle a comer ese bosque que has podido hacer con brócoli, o una cara utilizando varias verduras. Usa muchos colores para que resulten atractivos.
- Añade los alimentos que no le gusten a otros que sí: hamburguesas de atún, pizzas de verduras, lasaña de verdura, etc.
- Usa diferentes salsas para enmascarar el sabor: bechamel, tomate, salsa rosa…

Características generales de la dieta...

  • Haz que la dieta de tu hijo sea equilibrada y variada en platos, sabores, texturas y consistencia e incluso colores, para acostumbrar a su paladar a comer de todo. El olor, el color, el sabor, la forma y la textura van a influir y a determinar en parte sus gustos personales. 
  • Si le vas a dar a probar un alimento nuevo, inténtalo al principio de cada comida, cuando el niño / niña tiene más apetito; e insiste varias veces, cocinando el alimento de distinta forma, hasta que el niño / niña descubra el nuevo sabor, se aficione y se acostumbre a él.
  • Si empleas los alimentos como premio o castigo podéis hacer que vuestro niño / niña sea un caprichoso y tenga manías a la hora de comer los alimentos más nutritivos. Es necesario que dediquéis el tiempo necesario para que el niño / niña aprenda a comer disfrutando de lo que come.
  • A medida que van creciendo, los niños / niñas van marcando sus preferencias sobre los alimentos y deberéis orientarlas adecuadamente, pues suelen presionar para comer sólo aquello que les gusta.
  • Evita que coma a menudo golosinas, patatas fritas de bolsa, bollería, refrescos y similares, que no le nutren y le quitan apetito para que coma lo que tiene que comer a sus horas.
  • Convierte el desayuno en una de las comidas más importantes del día. Para ello el desayuno debe incluir al menos un lácteo, cereales (galletas, cereales, pan, bollería  y fruta o zumo.
  • Ofréceles almuerzos y meriendas, mejor a base de bocadillos preparados en casa, frutas y lácteos, sin abusar de embutidos, patés y quesos grasos.
  • Sabes si su comida es equilibrada? -Compruébalo! 
  1. Primer plato: Arroz, legumbres, pasta, ensaladas o verduras y patata; alimentos energéticos ricos en hidratos de carbono. Si combinas legumbres y cereales en el mismo plato, lo conviertes en un segundo plato muy nutritivo, que puede sustituir perfectamente alguna de las raciones semanales de carne, pescado o huevo.
  2. Segundo plato: Carnes, pescados y derivados o huevos. Una cantidad moderada de estos alimentos aporta parte de proteína, hierro y otros nutrientes, que el niño / niña necesita. Acompáñalos siempre de guarnición vegetal; ensalada, verduras, legumbres o patatas (-y no siempre fritas!).
  3. Postres: -qué mejor que fruta fresca o un lácteo sencillo como el yogur?
  • La cena  puede ser igual para toda la familia, equilibrar la dieta teniendo en cuenta los alimentos que has tomado en el resto del día. Procura que la cena sea más ligera y sencilla que la comida; ensaladas, verduras, purés, cremas o sopas y como complemento pescados, carnes o huevos, según lo que se haya comido al mediodía. -Ayuda a dormir mejor y a descansar más!
  • Conoces los menús del colegio? Es la única manera de que podáis completar la dieta con el resto de comidas que se hacen en casa.
 
La hora de la comida sin estrés
Qué hacer
1- Dar ejemplo
2- Mantener un equilibrio saludable
3- Educar a tu hijo sobre alimentación y nutrición
4- Comer juntos
5- Relajarte y confiar en tu hijo
 
Qué evitar
1- Obligar a un niño a comer
2- Etiquetar a tu hijo (“comedor melindroso”, “mi gordo”, etc.)
3- Ser demasiado rígido con el niño o contigo
4- Dar comida como recompensa o como consuelo
5- Permitir un exceso de televisión

viernes, 18 de enero de 2013

REFLUJO EN NIÑOS

Reflujo en niñosreflujo en los be

El paso del alimento desde la boca al estómago se realiza mediante un largo tubo muscular que se conoce como esófago, ya en el estómago existen ácidos que se encargan de la digestión de los alimentos, como este jugo gástrico ácido puede ser dañino para el estómago existe la presencia de una estructura que es el esfínter esofágico inferior, que se encarga de evitar el reflujo de ácido o alimento hacia el esófago, esta estructura se encuentra en la unión del esófago con el estómago y aunque no es anatómicamente visible, funciona como una zona de presión aumentada (válvula) que evita normalmente el reflujo.
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El Reflujo Normal:
 
En el lactante normal se presenta con mucha frecuencia el regreso de material gástrico hacia  la boca, este fenómeno conocido por todos los padres y que se le da el nombre de reflujo es completamente normal y no produce ninguna consecuencia sobre la salud del niño. Debe ser diferenciado de la Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico (ERGE) que es la presencia de un reflujo anormal con consecuencias a veces graves sobre la salud del niño. Si consideramos que el lactante tiene una falta normal del desarrollo del esfínter esofágico inferior y la presencia de una posición horizontal casi constante durante los primeros meses, es lógico pensar que el reflujo es normal en los lactantes pequeños y tiende a mejorar con la edad siendo evidente esta mejoría entre los 18-24 meses. Debemos evitar el sobrediagnóstico y más aún el tratamiento innecesario que se ha dado últimamente al reflujo normal, por ello se debe tratar únicamente pacientes con síntomas claros de ERGE.

Cómo mejorar el reflujo:
  • Mejore la técnica alimenticia
  • Saque el aire al bebé con frecuencia, la técnica es importante (consulta a tu pediatra)
  • Evita sobrealimentar al bebé con tomas muy grandes
  • Procuren mantenerlo más levantado durante las tomas y manténgalo vertical posterior a las tomas.
La Enfermedad por Reflujo Gastro-Esofágico:
 
Los niños con ERGE (Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico) generalmente pero no siempre presentan vómito (reflujo), sin embargo existen síntomas y manifestaciones diversas como son: falta de ganancia de peso, llanto intenso (por dolor) después del alimento lo que es el reflejo de la esofagitis (irritación del esófago causada por el ácido gástrico), existen además manifestaciones respiratorias como neumonía, estridor, infecciones respiratorias repetidas, cuadros de tipo asmático, apnea(el niño deja de respirar), también se puede presentar desaturación de oxígeno en sangre, bradicardia(baja de la frecuencia cardiaca), sangrado de tubo digestivo (sangre en el vómito o evacuaciones oscuras), anemia e incremento del riesgo de muerte súbita(por aspiración del alimento a bronquios). Debido a la gran variedad de síntomas, la ERGE puede ser difícil de reconocer por lo que el pediatra deberá ser cuidadoso para establecer el diagnóstico correcto. Recuerda que todos los niños normales tienen reflujo pero sólo algunos presentan ERGE y el vómito puede no ser la manifestación predominante. Si tu hijo presenta alguno de los síntomas comentados por favor consulta a tu pediatra. Debes notar que la enfermedad por reflujo puede simular otras enfermedades y el diagnóstico a veces no es fácil.

Síntomas de Reflujo:
 
Como ya vimos la enfermedad por reflujo gastroesofágico puede ser un problema importante con síntomas muy variados, algunos de los síntomas más frecuentes que pueden sugerir que tu hijo tenga reflujo son las siguientes:
  • Si el bebé gana poco peso
  • Si el bebé vomita frecuentemente (más de una o dos veces diariamente)
  • Cuadros de neumonías recurrentes
  • Muestra malestar al comer (se rehúsa a comer, se pone rígida, se arquea, rechaza el pecho o la botella)
  • Hipo persistente
  • Tos persistente
  • Congestión crónica nasal ( por la aspiración)
  • Episodios frecuentes de ahogamiento
  • Una hora o más de llanto al día
  • Mal aliento
  • El niño se queja de dolor en el pecho
  • El niño se queja de dolor al comer
  • Trastorno del sueño
  • Comportamiento de rumiación
  • Anemia
Ten en cuenta que estos síntomas no son exclusivos de la enfermedad por reflujo pero la combinación de varios de estos síntomas suele ser muy sugestiva. Problemas como la intolerancia a las proteínas de la leche (u otras formas de alergia) pueden dar estos síntomas, por lo que hay que tener encuenta siempre otros diagnósticos.


Recomendamos también descartar la posibilidad de alergias, principalmente a las proteínas de la leche como causa del problema de reflujo.
 
Medidas paliativas y tratamientos

En la postura
El niño no debe dormir de espalda, puesto que corre riesgo de asfixia o aspiración del reflujo. Lo ideal es que lo haga recostado sobre el lado izquierdo y más bien con la cuna levantada. Según la gravedad del caso, se debe aumentar la verticalidad de la posición. Generalmente se recomienda inclinar la cuna en 60 grados.

En la dieta
Reducir el contenido de leche o alimento de cada toma, estableciendo más tomas al día, a modo de compensar la cantidad.
También existen fórmulas lácteas antireflujo que sustituyen a las tradicionales. Son más espesas, lo que favorece su correcta digestión, pero tienen el inconveniente de que el niño debe tomarlas con un chupete de orificio grande, con el riesgo de tragar aire y regurgitar.
En los niños mayores, se restringen las grasas y todo alimento irritante, como plátano, café, chocolate.

Medicamentos
Comúnmente se utilizan inhibidores de la secreción de ácido, para reducir el daño de la mucosa esofágica por la exposición a las secreciones gástricas.
También se utilizan drogas que estimulan la musculatura del tracto intestinal, facilitando y acelerando el proceso de digestión.


Conclusiones:
 
Aunque todos los niños presentan reflujo sólo algunos de los niños presentan síntomas atribuíbles al reflujo. Estos niños deben ser adecuadamente diagnosticados y tratados para evitar complicaciones serias, sin embargo debemos evitar sobrediagnosticar la ERGE ya que el tratamiento significa también ciertos riesgos y responsabilidad para los padres. Debemos considerar además otros problemas asociados como alergia o intolerancia a las proteínas de la leche que se puede manifestar como reflujo en muchos casos e incluso puede ser causa directa del reflujo.